jueves, diciembre 24, 2009

IX. Imprimación.

Jacob sufría una lucha en la que su oponente era él mismo, en su expresión fácilmente se adivinaba que dudaba en decirme o no aquello que ocultaba con tanta cautela. Yo moría por saber de qué se trataba, al mismo tiempo no me sentía segura de si quería saberlo o no. Me invadían la ansiedad, se apoderaban de mí los nervios y las piernas me temblaban levemente haciéndolo más notorio, traté de disimularlo antes de que Jake se percatara de ello, movía mis pies como si quisiera seguir un ritmo que controlaba y no uno que me controlaba a mí.
Me vi obligada a provocar que hablara, a él no se le veían las intenciones de hacerlo. Y a pesar de eso sentí le presionaba más de lo suficiente.
—¿Qué confesión, Jake?
—Es… no sé de qué manera decírtelo— dijo apretando los puños con tanta fuerza que la sangre que corría por sus venas era perceptible.
—Sólo dilo, Jake—le di una palmada en la espalda como un gesto un tanto masculino para hacerle saber mi apoyo, un gesto tan tonto, luego me arrepentí de haberlo puesto en práctica. A él seguramente le había resultado inútil.
—Debes prometerme algo, ¿quieres? —dijo tomándome las manos, yo sentí su calidez disipándose por mi cuerpo.
—Lo que sea.
Creí que me diría el común: “no se lo digas a nadie” pues pudiese ser algo muy personal, pero no fue el caso. Él continuó.
—Quiero que esto, lo que te diré ahora, no afecte en nada nuestra… relación y que ante todo debes comprender que esto no te obliga a nada, absolutamente a nada. ¿Entiendes? Eres libre de hacer lo que te venga en gana.

Bonitas palabras, pensé. Hacer lo que me venga en gana, no es tan sencillo cuando sabes que ante tu felicidad se antepone la de otros seres. Como él.

Él también temblaba, lo sentía, no sólo eso, su hermosa piel morena rojiza lo delataba.
—Lo prometo.
—Verás, en nuestra especie además de todas esas cosas que conoces existe algo que llamamos “imprimación”. Sólo se pueden imprimar de una persona durante toda su vida… Cuando sucede la imprimación suele ser de imprevisto, tan brusco como el amor a primera vista. El hecho de tener la impronta en alguien se puede considerar como amar ilimitablemente…

Durante toda su vida es tanto tiempo, no me costaba creerlo. Lo veía todos los días en mis padres. Aunque vida no era precisamente lo que tenía, quién sabe, podría decirse que eran muertos que seguían con vida. Eso es preferible a ser un vivo que muere cada día. Eso es preferible también a estar medio muerta, como yo.
¿Amar? Algo no andaba bien. Justo el tema que trataba de evadir.

—Tal vez ni lo entiendas. Pero confío en que de alguna forma me entiendes…— se acomodó en otra posición, no me miraba, veía hacia el horizonte interminable, sólo el azul era lo que se divisaba— No sé explicarlo a ciencia cierta, Nessie, pero cuando sucede y encontramos a la persona “ideal” con la que deseamos pasar el resto de nuestra existencia es muy probablemente el momento más maravilloso. Los hilos que antes te unían con todo lo que te hizo ser como eras se rompen a causa de otra fuerza de mayor atracción gravitacional, esa persona. Se vuelve el centro exacto de tu universo…

Yo seguía sin cuestionarle o dar mi punto de vista, me limité a no perder ninguna de sus palabras.
—¿Y sabes? Da igual lo demás, el tiempo y el espacio pasan a segundo término. Siempre has de desear su total felicidad, sin importar lo que implique, y como pesar adicional, te adaptas a ella. Te moldeas justo a la forma en que ella lo necesite.
—Jake, creo que no alcanzo a comprender. ¿Cuál se supone que debe ser la confesión?
—¿No lo adivinas?
Le busqué los ojos, el hálito de la brisa me hizo reaccionar. A él ya le había ocurrido tal cosa, él ya había se había imprimado… enamorado o lo que fuera…
¿Acaso se refería a ello cuando dijo “más que sólo eso”? Era probable. Y vaya que esa cosa era más que sólo enamorarse.
Todo lo que me había dicho me sonaba increíble, algo fantasioso, pero lo creí, en este mundo estás obligado a creer. Pero no a ser crédulo. Yo creía en que había amores eternos, pero el saber que única y exclusivamente has de amar a una persona era tan tétrico como razonable.
—Te ocurrió a ti, ¿cierto?
—Sí.
Su monosílabo como respuesta sonó áspero. Aún no terminaba todo, faltaba la pieza clave. Pasaron alrededor de dos minutos, había un gran silencio. Comencé a preocuparme pero esperé a que hablara o por lo menos se moviera pues estaba helado, no hacía ni el más mínimo movimiento. De manera que un muerto hubiese sido más móvil.
Jacob bajó la cabeza, escondiéndola entre sus piernas. Se quedó ahí un rato.
—Sé que si no suelto todo ahora después me será imposible.
—¿De quién? —me arriesgué a preguntar aunque no debía importarme, necesitaba saber la respuesta de la pregunta más relevante. Sabía con certeza que esa era justamente dicha confesión. Y a todo eso, ¿qué tenía que ver yo?
Sentí como algo me recorría el cuerpo entero, de pies a cabeza, como una corriente eléctrica. El estómago me causaba cosquillas sutiles.
—Nessie…—dijo y le temblaban las comisuras de los labios.
—Jake, dímelo.
—Yo…
—¡Dilo ya Jake! —estaba muy tensa, eso ocasionó que el volumen de mi voz fuera demasiado alto, casi como si lo gritara—Lo siento, no debí…
—No tiene importancia—me interrumpió—Renesmee, me imprimé de ti.
—¿Qué?— no capté sus palabras, quizá estaba equivocada y él había mencionado a otra persona.
—¡De ti Renesmee Cullen, de ti! —me tomó de los hombros, vi su mirada entre triste y cansada.
Me sentí mareada, aquello parecía irreal. Mi mente se llenaba de preguntas sin respuestas y eso me desagradaba. Ni siquiera tenía una maldita idea de lo que debía de pensar, pensaba en qué pensar. Un estúpido sinsentido.
¿Por qué de mí? Yo no era nada especial. ¿Aquello era destino? Mi boca no atinaba a decir nada, absolutamente nada. Le causaba miedo hablar. Pude pronunciar su nombre, sentía la vida yéndose en esas cinco letras.
—Jacob…
—Perdona el desasosiego que te causo ahora. Yo tampoco entiendo gran cosa, pero este momento llegaría, debía decírtelo, quería que supieras lo importante que eres para mí. Yo sin ti no soy nada, Nessie. A mi mundo tú le das significado.
Este sentimiento es lo que me incita a vivir, y a pesar de todo le tuve miedo. Luego tuve tantas ansias porque llegara… Las cosas suceden cuando deben suceder. Sólo tú causas que viva, solo tú haces que siga en pie. Perdóname, siento de qué forma te esclavizo en mi corazón. Amo tu libertad, Renesmee. Amo todo cuanto te conforma. Sé que no lo llegas a comprender, pero desde el momento en que tu mirada se cruzó con la mía… no necesité nada más para sentirme pleno. Te amo desde cada una de mis células. Yo sólo… sólo deseo tu felicidad. Aunque no esté a mi lado. ¿Comprendes? —tomó con su mano de mi barbilla y me hizo mirarle.
—No te estoy pidiendo que me correspondas. No quiero nada. ¡Nada! El hecho de amarte de esta forma, me complace… No tienes una idea de cuánto te quiero, yo mismo no lo sé, no es algo medible con exactitud, está más allá de la inmensidad de aquel mar que está frente a nosotros…—me soltó y dio un gran suspiro, se había liberado de ese pesar.
Él se puso de pie, yo abracé mis piernas a mi cuerpo. Me quedé cavilando sobre el tamaño desmesurado de la situación. Y justo me veía ahogándome en las profundidades de un mar descomunal, naufragaba mi razón. Cuando supe qué decir, él pareció querer marcharse. Huía ahora de mí, de su emocionalidad. 

—Jake yo…
—Será mejor que me vaya— se limitó a responder
—Espera, por favor.
—Hoy no—Se acercó a mí y me besó la frente. Sentí sus suaves labios— Ve a casa, vigilaré que llegues bien. No hagas nada indebido. Y cuídate.
—¡Jake, espera! ¡Tienes que escucharme! —grité en vano.
Se había ido corriendo tras los árboles, cuando me pude levantar él ya se había transformado en un lobo color marrón y se había ido.

¿Qué sentía respecto a Jake? Todo era tan confuso.
Él siempre había sido mi mejor amigo, mi hermano mayor, mi segundo padre, mi… mi ¿qué?
Le quería también.
Sin embargo se apoderó de mí el miedo de no poder amarlo con tanta intensidad, de no poder corresponder tanto… Él había dicho claramente que no me estaba pidiendo que le correspondiera. ¿Entonces qué? ¿Qué carajos?
¿Por qué me dejaba sola justo cuando más necesitaba sentirle cerca?

La luna comenzaba a brillar en lo alto del cielo. Ahora únicamente estábamos mi enorme soledad y yo.
Miré hacia la dirección en la que Jake se había marchado, luego caminé hacia el agua. Se sentía más fría que antes. El ocaso casi terminaba, poco a poco el crepúsculo me bañaba.

Recordé sus palabras:
“…está más allá de la inmensidad de aquel mar que está frente a nosotros”.
¿Qué había más alla?
Suspiré.
Eché un vistazo al agua y en él vi reflejado aquel rostro que supo tranquilizarme y devolverme la paz por un segundo. Luego fue desapareciendo entre las ondas que emitían el oleaje.

Ese cara que estaba dibujada en el mar era la de él… la de Jacob.
Mi Jacob.

3 comentarios:

  1. NoOoOoO!!!

    no me hagas esto!!!
    espere como dos meses y lo dejas aqui... NO!
    porfa postea pronto!!!!

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  2. olz
    bueno me parec genial lo k ases pues esperare k sigas plublikando espero k sea pronto me muero x leer k seguira pasando en esta linda historia de amor

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  3. ai no no as posteado desde ase un chorro
    y aora lo dejas asi
    porfa escribe pronto
    me encanto encerio

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